lunes, 9 de abril de 2007

POEMA DE PARMENIDES



Traducción de Áberto Bernabé

POEMA DE PARMENIDES

1 Las yeguas que me llevan —y tan lejos como alcance mi ánimo—

me escoltaban, una vez que en su tiro me abocaron al camino muy nombrado

de la deidad , el que por todas las ciudades lleva al hombre que sabe.

Por él era llevado, pues por él me llevaban las discretas yeguas

5 que tiraban del carro; pero el rumbo lo marcaban las muchachas.

El eje, en los bujes, emitía un chirrido de siringe,

al rojo como estaba (y es que lo urgían, vertiginosas, dos

ruedas a uno y otro lado), cuando se apresuraron a escoltarme

las hijas del Sol —una vez que atrás dejaron la morada de la Noche

10 hacia la luz, destocando sus sienes de los velos con sus manos.

Allí se hallan las puertas de las sendas de la Noche y el Día

y las encuadran dintel y umbral de piedra.

Ellas, en lo alto del éter, se cierran con grandes portones

cuyas llaves de doble uso tiene a su cargo Justicia, pródiga en dar pago.

1 5 Hablándole, pues, con blandas palabras las muchachas

la persuadieron hábilmente a que en un vuelo liberase

el cerrojo con fiador de las puertas. Y de los portones

vasto hueco dejaron al abrirse, tras girar en sus cuencos

alternativamente los quiciales muy broncíneos.

20 ajustados con pernos y clavijas. Por allí, a su través,

por la calzada en derechura guiaban las muchachas carro y yeguas.

Y la diosa me acogió benévola; tomó en su mano

mi mano diestra y así me dirigió la palabra y me decía:

«Joven acompañante de aurigas inmortales,

25 llegado con las yeguas que te traen a nuestra casa,

salud; que no fue un hado malo quien te impulsó a tomar

este camino (pues de cierto que está fuera de lo holliado por hombres)

sino ley y justicia. Preciso es que te enteres de todo:

tanto del corazón imperturbable de la verdad bien redonda

30 como de las opiniones de mortales en que no cabe creencia verdadera.

Aun así, también aprenderás cómo es preciso

que las opiniones sean en apariencia, entrando todas a través de todo.


2

Ea pues, que yo voy a contarte (y presta tú atención al relato que me oigas)

los únicos caminos de búsqueda que cabe concebir:

el uno, el de que es y no es posible que no sea,

es ruta de Persuasión, pues acompaña a la Verdad 6;

5 el otro, el de que no es y el de que es preciso que no sea,

éste te aseguro que es sendero totalmente inescrutable.

Y es que no podrías conocer lo que no es —no es alcanzable—
ni tomarlo en consideración.


3

Pues lo que cabe concebir y lo que cabe que sea, son una misma cosa.

4

Mira pues lo ausente, aun así firmemente presente al entender,

pues nunca podrías cortar de modo que el ser no se siga con el ser,

ni dispersándolo en un orden del todo por doquier,
ni reuniéndolo.

5

.. .... Indiferente me es

por dónde comenzar, ya que de nuevo allí de vuelta llegaré.

6

Es necesario que sea lo que cabe que se diga y se conciba. Pues hay ser,

pero nada, no la hay. Te exhorto a que medites sobre ello,

pues te aparté lo primero de esta vía de indagación.

Mas también de esta otra, por la que de cierto mortales que nada saben

5 andan errantes, como con dos cabezas, pues la incapacidad que anida

en sus pechos torna derecho un pensamiento descarriado. Y ellos se ven arrastrados

sordos y ciegos a un tiempo, estupefactos, horda sin discernimiento,

a quienes de ordinario ser y no ser les parece lo mismo

y no lo mismo, y de todas las cosas es regresivo el camino.


7

Y es que nunca se violará tal cosa, de forma que
[algo, sin ser, sea.

Así que tú aparta de esta vía de indagación tu pensamiento,

y que la rutina de la mucha práctica no te fuerce tampoco a encaminar

por esta vía ojo desatento, oído resonante

5 y lengua: en vez de eso discierne en razón la prueba muy argumentada
que te he propuesto.


8

Y ya sólo la mención de una vía

queda; la de que es. Y en ella hay señales

en abundancia; que ello, como es, es ingénito e imperecedero,

entero, único, inmutable y completo.

5 Y que no «fue una vez», ni «será», pues ahora es todo a la vez,

uno, continuo. Pues ¿qué origen le buscarías?

¿Cómo y de qué habría crecido? Pues «de lo que no es» no te dejaré

decirlo ni concebirlo, pues no cabe decir ni concebir

que no es. ¿Y qué necesidad lo habría impulsado

10 a crearse antes o después, originado de la nada?

Así que es necesario que sea plenamente o que no sea en absoluto.

Y nunca la fuerza de la convicción admitirá que, de lo que no es,

nazca algo fuera de sí mismo. Por ello ni nacer

ni perecer le permite Justicia, aflojando sus grilletes

15 sino que lo retiene. La decisión sobre tales cuestiones está en esto:

«es o no es». Mas decidido ya quedó, como necesidad,

dejar una vía inconcebible, innombrable (pues no es la verdadera),

de forma que la otra sea, y sea la auténtica.

Y es que ¿cómo lo que es iba a ser luego? ¿Y cómo habría llegado a ser?

20 Pues si «llegó a ser» no «es», ni tampoco si «va a ser».

Así queda extinguido «nacimiento» y, como cosa nunca oída, «destrucción».

Divisible, tampoco lo es, pues es todo él igual,

ni hay por una parte algo más —ello le impediría ser continuo—

ni algo inferior, sino que está todo él lleno de ser.

25 Así que es todo continuo, pues, como es, toca con lo que es.

Mas inmóvil, en la limitación de cadenas poderosas

está, sin principio ni fin, pues «nacimiento» y «destrucción»

fueron desterrados a muy lejos y los rechazó la verdadera convicción.

Manteniéndose lo mismo y en lo mismo, yace por sí mismo

30 y así permanece firme donde está, pues la poderosa Obligación

lo mantiene en las prisiones del límite que lo encierra de ambos lados,

y es que no es lícito que lo que es sea incompleto,

pues no está falto, ya que, caso de estarlo, todo le faltaría.

Así que es lo mismo concebir y la concepción de que algo es,

35 pues sin lo que es, con respecto a lo cual está expresado,

no hallarás el pensar; que nada hay ni habrá

fuera de lo que es, pues el Hado lo aherrojó

para que sea total e inmóvil. Por tanto serán nombres todo

cuanto los mortales convinieron, creídos de que se trata de verdades:

40 llegar a ser y perecer, ser y no ser,

cambiar de lugar y variar de color resplandeciente.

Pues bien, como hay un límite último, completo está

por doquier parejo a la masa de una bola bien redonda,

desde el centro igualado por doquier, pues que no sea algo mayor

45 ni algo menor aquí o allí, es de necesidad,

ya que no hay nada que, sin ser, le impida alcanzar

lo homogéneo, ni que, siendo, lo haga ser

por aquí mayor, mas por allí menor; pues es todo inviolable,

y es que igual a sí mismo por doquier, alcanza sus lindes uniformemente.

50 En este punto ceso el discurso y pensamiento fidedignos

en torno a la verdad. Aprende desde ahora

mortales opiniones, oyendo el orden engañoso de mis frases.

Convinieron, pues, dar nombre a dos nociones,

a una de las cuales no hay necesidad —en eso están descaminados—.

55 Las creyeron opuestas en cuerpo y asignáronles señales

aparte unas de otras: por un lado, el etéreo fuego de la llama,

que es apacible, muy ligero, idéntico a sí mismo por doquier,

pero no idéntico a otro, sino que éste es por sí mismo

lo contrario: noche ciega, densa y pesada de cuerpo.

60 Te .describo todo este ordenamiento verosímil

de forma que nunca algún parecer de los mortales te aventaje.


9

Pues bien, cuando ya todo denominado luz y noche

quedó, según sus cualidades, en esto y en aquello,

todo está a un tiempo lleno de luz y noche oscura,

de ambas por igual, ya que no hay nada entre una y otra.


10

Conocerás la configuración de las alturas y todas las señales

que en las alturas hay, así como los hechos invisibles de la pura

antorcha del fulgente sol, y de dónde llegaron a su ser.

Y sabrás de las acciones errabundas de la luna de redondo rostro

5 y de su hechura, y aún conocerás el cielo que lo abarca todo,

de dónde se hizo y cómo la Necesidad que lo guía

lo ató a la obligación de mantener las lindes de los astros.


11

... cómo la tierra, el sol, la luna,

el común cielo, la celeste vía láctea, el Olimpo

remoto y la cálida fuerza de los astros urgieron por
nacer.


12

Pues los menores llenos están de fuego puro,

y los de encima, de noche, mas también fluye una parte de llama.

En medio de ellos, la diosa que todo lo gobierna

—pues por doquiera preside el parto odioso y el apareamiento—,

llevando a la hembra a aparearse con el macho y viceversa,
al macho con la hembra.


13

Concibió a Eros el primero de los dioses todos.


14

Fulgor de la noche en torno de la tierra, errante luz ajena.


15

Siempre con la vista fija en los rayos del sol.

15a Arraigada en el agua (está la tierra).


16

Y, según como sea en cada caso la mezcla de sus miembros errabundos,

será el entendimiento de que a los hombres se dotó. Pues lo mismo

es lo que piensa la naturaleza de los miembros en los hombres

en todos y cada uno; porque lo que es, es entendimiento.


17

A derecha, niños; a izquierda, niñas.


18

Cuando hembra y macho mezclan a una las simientes del amor,

la virtud conformada en las venas de sangre diversa,

caso de que guarde proporción, cuerpos bien formados configura,

pues si las virtudes en la simiente mezclada lucharan entre sí

y no se hicieran una en el cuerpo mezclado, crueles

atormentarán al sexo que nazca con doble semilla.


19

De este modo —así lo creen— nacieron estas cosas y ahora son,

y de aquí en adelante irán muriendo, una vez criadas.

Y los hombres convinieron en ponerle un nombre distinto a cada una.


A. garcía calvo, «Edición crítica y versión rítmica de los frag-

mentos de Parménides», en Lecturas presocraticas,
183-221. Madrid 1981,

A. gómez-lobo, Parménides. Texto griego, traducción y comen-
tario,
Buenos Aires, 1985.

E. heitsch, Parménides. Die Anfange der Onthologie, Logik und

Naturwissenschaft, Munich 1974.


F. montero moliner, Parménides, Madrid 1960.

A. P. D. movrelatos, The Route of Parménides, New Havea-
Londres 1970.

M. E. pellikaan-engel, Hesiod and Parménides. A new view

on their cosmologies and on Parménides proem, Amsterdam
1978.

L. taran, Parménides. A Texf with translation, commentary and
critical essays,
Princeton 1965.

M. untersteiner, Parmenide. Testimonióme e frammenti, Flo-
rencia 1959.

TEXTO SEGUIDO PARA ESTA TRADUCCIÓN

Sigo el texto de la edición de Taran, citada en la bibliografía,
para los fragmentos, salvo en los siguientes lugares:

Pasaje Texto de Taran Texto que prefiero

fr. 6.3 (y laguna en tre 3 y 4) <wsa> García Calvo (sin laguna)

fr. 9.1 onomastai. onomasta García Calvo

fr. 9.2 cai ta ceito García Calvo

fr. 15a no en Taran tomado de D.-K.

fr. 16.4 pleon pelon García Calvo

Para las Noticias sigo el texto de Diels-Kranz.

Fragmentos de Parménides

H. frankel, Parmenidesstudien, 1955 (rev., en Wege und formen
frühgriechische Denken),
Munich 1955.

D. gallop, Parménides of Elea. Vragments, Toronto-Búfalo-Lon-
dres 1984.

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